Antes de comenzar a fondo, disfrutemos un momento con las imágenes de este vídeo y reflexionemos acerca de esta pregunta: ¿es el cine arte o industria? ¿debe ser así?
Cuando los autores griegos de teatro comenzaron sus obras sus objetivos principales oscilaban entre el arte, el entretenimiento y la comunicación, fundamentalmente. Las artes plásticas nacían con intenciones comunicativas que, más tarde, asumieron objetivos estéticos y artísticos. Si bien estos antiguos predecesores del cine encontraban sus fundamentos en estas características, pronto surgió en ellas la vertiente comercial con su consecuente intencionalidad de obtener beneficios. Siempre ha habido en el desarrollo de las artes una tendencia puramente artística y otra eminentemente comercial y, por supuesto, lo que ha prevalecido ha sido una integración de las dos en distintas proporciones.
Sin embargo, los inicios del cine encuentran entre sus objetivos primigenios una opción más comercial. Y es que se trata de épocas radicalmente distintas. Si el teatro y las artes plásticas se remontan a los inicios de las primeras civilizaciones, el cine se remonta a poco más de cien años de historia y surge en el periodo de la revolución industrial.
Sin embargo, los inicios del cine encuentran entre sus objetivos primigenios una opción más comercial. Y es que se trata de épocas radicalmente distintas. Si el teatro y las artes plásticas se remontan a los inicios de las primeras civilizaciones, el cine se remonta a poco más de cien años de historia y surge en el periodo de la revolución industrial.
Su antecesor más inmediato es la fotografía, disciplina que surge primero como un soporte de las artes plásticas y que poco a poco va adquiriendo independencia y relevancia en el marco de la información y de la representación fidedigna de la realidad y no tanto como un arte.
Asimismo, habría que añadir que los intereses de los creadores de la imagen en movimiento centraron su proyecto en una sociedad en la que el ocio comenzaba a escalar posiciones en las tablas de valores de las necesidades y cuyo objetivo principal era vender su proyecto y conseguir dinero con ello, aparte de intereses creativos.
El cine hace su aparición en una sociedad que comienza a ser tecnológica, una época en la que se suceden los inventos de una manera asombrosa –de acuerdo con la trayectoria histórica- y que tiene como público a la burguesía, que parece haber encontrado una forma de cultura y entretenimiento asequible y adecuada a su idiosincrasia: algo moderno, revolucionario y con posibilidades creativas.
De esta forma, el cine surge como industria, como negocio antes que como arte.
Sin embargo, pocos años después, y en un periodo de proliferación de corrientes artísticas de vanguardia que desecharán los cánones establecidos hasta ese momento, habrá quien encuentre en el cinematógrafo la posibilidad de un nuevo lenguaje. Y pronto se celebrará su bautismo como el 7º Arte.
Así, tras el éxito de los Hermanos Lumiere el 28 de diciembre de 1895 en el Salón Indiano del Café de los Capuccinos de París como comienza esta dialéctica entre la parte artística y la industrial de este nuevo gran invento. El recibimiento del cinematógrafo fue un éxito fulminante. Los Hermanos Lumiere centran su temática en lo cotidiano, temas cercanos, temas que hasta entonces no habían sido tratados: “La salida de la fábrica”, “L familia”, “El jardín, “La llegada del tren”, “Riña de niños”. Nada atractivo en principio, sin embargo, un hito en nuestra historia que, cada vez más, se ve influida de forma implacable por lo audiovisual y su forma de comunicación y entretenimiento.
La introducción del sonoro viene determinada por intereses comerciales, así como todos los avances que se han ido integrando en la industria tecnológica, en general. En sus inicios y pese a que la introducción del sonoro podría haberse realizado poco después de los primeros aleteos del cine, los problemas derivados de la integración de esta tecnología, tales como un mercado que dejaría de ser global, un público que no estaría dispuesto a escuchar un idioma distinto al suyo y, por otro lado, generar nuevos conflictos a nivel de la comprensión de un nuevo lenguaje cinematográfico que introdujera este nuevo elemento sin perjudicar al sistema de comunicación preexistente, suponía más un problema que un aliciente.
Sin embargo, pronto el público comenzó a cansarse del cine mudo. Las cinematógrafo había dejado de ser un elemento novedoso y su éxito caía en picado. Fue entonces cuando la idea del sonoro apareció atractiva a los ojos de los empresarios que por aquel entonces controlaban el negocio.
Y esta dinámica es la que se ha ido repitiendo en la historia del cine, tanto a nivel de incorporación de nuevas tecnologías, como a nivel creativo y artístico.
Como en todas las corrientes artísticas el cine ha contado con creadores experimentales agrupados en corrientes “revolucionarias” o, al menos, segregadas del núcleo asociado al éxito que han permitido un desarrollo al margen de lo preestablecido.
Si hablamos del cine como industria no podemos dejar de mencionar Hollywood: la meca del cine, donde el cine surge como industria. Y no hay que quitarle mérito: en la mayor parte de los países la proporción de películas procedentes de esta industria superan siempre con creces la nacional... si es que ésta llega a existir. De esta forma, Hollywood ha llegado a erigirse como dueña de la fórmula del éxito. Entendieron el cine como un medio de entretenimiento y socialización, crearon fórmulas que “engancharan” al público a sus producciones. Fueron los creadores del “star system”, de los ídolos cinematográficos, los primeros herederos de Griffith y el nacimiento del lenguaje cinematográfico que llegaron a sublimar. Fórmulas sencillas, guiones establecidos, temáticas propias de esta industria, duración de noventa minutos aproximadamente. Amplios conocedores de la comedia y el drama y, sobre todo, maestros de la acción y el ritmo narrativo: sus películas, muchas veces simples y sin ningún interés profundo, entretienen. Sin embargo, por norma no han sido grandes innovadores. Generalmente han esperado que otros, casi siempre cine independiente y nuevas escuelas, especularan con fórmulas distintas. Una vez que estas nuevas formas de entender el cine alcanzaban el éxito, ellos las adoptaban.
Sin embargo, no hay que considerar que sólo hayan sido generadores de dinero. Si este hubiera sido el único objetivo sus producciones no habrían alcanzado la fama que ostentan. También han sabido aunar su potencial económico al arte. Al ser los dueños de amplios capitales han podido permitirse el lujo de invertir en grandes producciones que ahora forman parte de la historia del cine y que representan obras de arte por antonomasia. Desde mi punto de vista, obras como Lo que el viento se llevó, de Victor Flemmig, suponen un claro ejemplo de creación artística unida a una gran empresa, a la mayor de las industrias. Y es que, de hecho, en este caso concreto hablamos de una película de productor, más que de un resultado del talento de un director. Se trata de David Selznick, un ejemplo claro de la industria de Hollywood que supo coordinar su talento empresarial con el artístico. Pero este no es un caso aislado. Un paseo pro cualquier libro de la historia del cine apoyaría esta idea. Ciudadano Kane, Casablanca, Novecento, Luces de la ciudad... y un interminable etcétera que no considero necesario enunciar. Hasta llegar a grandes superproducciones como Titanic, de James Cameron. Sin embargo, no puedo obviar otra producción marginal de ese mismo año y que contó con un presupuesto bastante ajustado y que logró, proporcionalmente, unos beneficios espectaculares: estoy hablando de Full Monty, de Peter Cattaneo. Por otro lado, resulta maravilloso que creadores como Pedro Almodóvar que se iniciaran con películas underground como Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, hayan alcanzado el reconocimiento de una “academia” más comercial que artística.
De esta forma podríamos concluir diciendo que aunque sí existen muestras exclusivas de arte o de industria, generalmente ha prevalecido una unión de estas dos en distintas proporciones.
El cine era una industria donde abundaba el glamour, querida.
ResponderEliminarAhora a la mediocridad le llaman glamour, a la clase la tildan de presuntuosa y no se sabe qué hacer con una industria que se mueve en pilares movedizos y en un arte sin movimiento.
Gracias por poner (o al menos recordar) un poquito de estilo y de arte a estos tiempos tan rancios...
Louella
Es cierto que se ha perdido el glamour. Vamos a tener que recordar nuestra Babilonia del bosque mágico, aunque tú no sales muy bien parada...
ResponderEliminarMe ha gustado el post, especialmente el video del cine resumido en dos minutos!! clasicazos que nadie debe perderse!
ResponderEliminarMarcela de Anda Zárate
ResponderEliminara01151314
Concuerdo con lo que dice la autora del post, hay de películas a películas. El hecho de que una película sea considerada arte me parece independiente al hecho de que se venda bien o no, lo mismo pasa con otros géneros artísticos y no lo juzgo; ser artista también es una profesión que atiende a necesidades específicas y como tal merece remuneración.
Ahora bien, definitivamente no todas las películas pueden ser consideradas arte. Desde mi perspectiva el arte es una creación que al ser percibida por los sentidos, genera sentimiento, reacción la cual no todas las películas logran generar y que incluso no figura en los objetivos de muchas de ellas.
En conclusión, el cine es una técnica de comunicación muy completa pues llega por la vista y el oído (hoy en día hasta el olfato y tacto); y que asímismo llega a satisfacer muchas necesidades como el entretenimiento o el arte, pero esto depende de la producción y los objetivos de cada película.
Me parece acertado que para lograr entender el cine se mencione sus orígenes y las etapas por las que ha pasado. Es cierto que comenzó siendo un negocio y sus evoluciones siempre han sido por la búsqueda de mayor rentabilidad. Pero no todas las personas que hacen cine es lo que buscan y a mi punto de vista ahí radica la diferencia.
ResponderEliminarSe habla de Hollywood como la meca del cine y Hollywood es una industria, pero las personas que experimentan con el cine, que hacen del cine una forma de vida y que lo ven como un arte puro, son las personas que han sido pioneros en las formas de hacer cine y que le han dado la "clave" a Hollywood para su éxito.
Esa gente que se arriesga y que se apropia del cine de manera artística, creo yo que en eso lo importante, todo lo que esta detrás es en realidad lo artístico, el "arte" de hacer cine.
Una forma de expresión humana que conjunte técnica, estética y es considerado por mi un arte ya que no cualquiera lo puede lograr, además el CINE tiene la capacidad de englobar a todas las artes.
En mi opinión el ARTE del cine sirve para poder crear una industria, sin la industria el cine puede seguir siendo arte pero sin el arte el cine no puede ser industria.